Para comenzar con el siguiente artículo iniciaré con la definición de la palabra actitud.
Para la Real Academia de la Lengua Española la palabra actitud se define como “la postura del cuerpo que revela un estado de ánimo y la disposición de ánimo manifestada de algún modo”.
Ahora que tenemos claro el concepto de actitud, podemos hacer la reflexión de que se trata de la manera en la que respondemos a las vicisitudes que se presentan en la vida, todos en algún momento nos hemos enfrentado a una enfermedad, a una muerte, una separación o a una llamada de atención. Quizás al inicio de nuestras vidas, con la juventud y la falta de experiencia como “desventaja”, nos fue complicado resolver, aceptar o adaptarnos a alguna situación o a un cambio, pero con el tiempo de manera consciente o inconsciente nos damos cuenta de que un par de pensamientos positivos cambian todo el panorama.
Esto no sólo ocurre en nuestro ámbito personal, la misma persona que soy en el día a día, con la familia, con los amigos o con la pareja la llevo a mi empresa. Todo se encuentra conectado.
La energía que manejo en casa, con mis hijos, con mis padres, hermanos o con mi pareja la llevo conmigo en todo momento ¿por qué? Porque la persona que soy ha aprendido a interpretar la vida desde su propio aprendizaje, desde la niñez. Hay una frase que dice “No vemos las cosas tal como son, las vemos como somos nosotros”. Cada uno percibe el mundo de manera diferente, no existe una realidad absoluta, nosotros la creamos diariamente con las interpretaciones que le damos al mundo.
Existen personas que tienden a interpretar las situaciones de la vida como algo negativo, esto como resultado de sus programas mentales que han sido habituados para pensar en que algo siempre puede salir mal, pero también están aquellas personas que se enfocan en las soluciones y no en los problemas y la mayoría de sus pensamientos son positivos y es aquí, en la mente en donde se crea la energía que manejamos, es por eso que estemos en donde estemos ahí estará en todo momento nuestra misma energía, porque en donde está la mente allí estará la energía.
Y entonces, ¿puedo cambiar mi energía para tener una mejor actitud en mi vida personal y por lo tanto en mi empresa?
La respuesta es sencilla y es sí, lo complejo radica en cambiar la forma en la que percibimos al mundo, dejar a un lado los pensamientos negativos que sólo favorecen a que alejemos a las personas y de que no podamos cumplir con nuestros objetivos personales o profesionales, entre ellos emprender un negocio y que éste pueda mantenerse sólido como resultado de nuestra actitud.
Algunos expertos en emprendedurismo afirman que la empresa que tenemos es el reflejo de nosotros mismos.
Si llegamos a nuestra empresa con una actitud que no es la adecuada, ya sea de cansancio, apatía, miedo o arrogancia o incluso tendemos a ser impuntuales y llegamos mal vestidos, estaremos transmitiendo y “heredando” esos mismos hábitos a nuestros colaboradores y de manera inconsciente es darles el permiso de que ellos también lo pueden hacer, por lo que los resultados no serán los mejores, en cambio, si nuestra actitud es positiva, si como líderes somos proactivos, atentos, puntuales, formales y con unas tremendas ganas de exprimirle todo el jugo a la vida, pasaremos de ser el jefe incongruente que no tiene buen manejo de su inteligencia emocional y que carece del respeto de sus empleados a ser un líder aspiracional, un modelo a seguir y nos convertiremos en una imagen de respeto.
Por lo tanto, nuestra actitud ante la vida y en nuestra empresa es un pilar extraordinariamente importante para alcanzar el éxito y mantenerlo firme a pesar de las adversidades que se presenten.
Una actitud positiva provoca una reacción en cadena de pensamientos, eventos y resultados. Es un catalizador y desata extraordinarios resultados.-Wade Boggs.
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